miércoles, 2 de mayo de 2007

Viejo

Ya nadie me escucha. Me dejan a un costado, ahí, en un recoveco de la casa. Como a un viejo. Es cierto que tengo mis años, pero no como para darme de baja. Pasan por mi cara y nada. Como si no me vieran. Siento que se burlan. Porque yo seré medio morocho- negro si se quiere- pero tampoco como para poner las penumbras como excusa. No me ven ni me quieren ver. Y lo peor es que en esta casa ya nadie me escucha. Como si yo fuera mudo, como si uno no tuviera nada que decir. ¡Por dios! Si cada arruga de mi cuerpo, cada línea que surca mi integridad, está cargada de memorias, palabras y sonidos indelebles.
Sin embargo, ya nadie me escucha. Y yo no emito sonido. ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene decir algo si nadie lo oye? A mí, que en mis años mozos era una sensación. Que alzaba la voz y todo el mundo se callaba pa´ escucharme nomás. ¡Si yo era el alma de todas las fiestas y reuniones que se hacían en esta casa! Es que yo era un tipo con mucha pista ¿me entiende? Pensar que ahora me veo acá tirado, inmóvil y aburrido, yo que he dado más vueltas que nadie en este mundo. Pero si de sólo decirlo se me hace un vacío, acá, un hueco en el medio del cuerpo, ahí, un trozo de ausencia y allá...allá ellos.
Ellos. Pareciera que ni me necesitan. Así está el país: nadie respeta la trayectoria de nadie. Me jubilaron sin preguntarme. Sí, me dan techo al menos – porque en otras casas, a otros como yo los han echado a la calle directamente -. Pero a un tipo como yo eso no le basta. Supongamos que los padres- que conocí desde que nacieron- ya estén aburridos de mí. Pero ¿los pibes? ¿No les intereso? Está bien que a veces repito, pero tampoco estoy rayado como para que ignoren. A veces los miro mal, de reojo pero mal, como para meter púa. Pero nada.
Ya nadie me escucha. Todo el día con esas máquinas, que el conpac dis , que el caset, que el eme pe diez o tres o no sé cuanto. Y claro ¿Quién va a escuchar a un viejo disco de vinilo? Por eso le pido: no me tire, señora. Siga haciendo la limpieza , y si quiere que le haga compañía, yo intento despertar a los de la orquesta, que hace años que duermen.

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