viernes, 13 de agosto de 2010

Revista de autoyuda

“No es bueno aferrarse a nadie ni nada”
Leí en una revista de autoyuda, a la pasada
Mientras tomaba el cortado de todas las mañanas
Apagué el cigarrillo como un buen comienzo
No fumo desde entonces, ahora que lo pienso
Y besé en la frente a mi esposa, aún en la cama

Arranqué el Renault doce y saqué la radio
En el pasacasette sonó Leonardo Favio
El sol chasqueando en el capó lucía tan auspicioso
Planeé saltearme todos los diarios atajos
Y no importó llegar dos horas tarde al trabajo
Pasé a saludar y solo me diagnostiqué reposo

No sé que dijo el jefe. De cualquier modo
el trabajo importa, pero no lo es todo
Di vueltas y llegué a una parilla , de esas de camioneros.
Un sándwich de vacío y vino de la casa
Es tan curioso ver como las horas pasan
tan diferente cuando estoy o no donde yo quiero



Los muchachos relojeaban los camiones
Y yo escuchaba atento sus conversaciones
En silencio mientras bebía un vaso y otro mas
“A hora de la siesta cierra la parilla”
Advirtieron mientras levantaban las sillas
Y creí ver a mi madre en el cenicero de metal

“Bastantes cosas pasan para cargar fantasías”
Me dije por lo bajo; aún era de día
Y sin embargo quise visitar su casa deshabitada
Entré directo a mi antigua habitación
Me ví llorando ante un Sagrado Corazón .
No es bueno aferrarse demasiado a nadie ni nada



Me dí una ducha sin agua caliente
Corté mi pelo , cepillé mis dientes
Y tome del armario el mejor traje olvidado de papá
Me sentó bien, por algo fui su hijo.
Entonces el fantasma de mi madre me dijo:
“¿Te vas ir así, con esa barba y sin saludar?”



Volví apurado hacia al lado de la ruta
No di rodeos para elegir una puta
Y lo hicimos ahí mismo, con Leonardo Favio en el Renault
Le di a Lucy hasta las últimas monedas
De todo polvo siempre algo te queda
Y volví a casa apenas caído el sol



Mi mujer justo se estaba dando un baño
La amaba con locura, aunque a veces le hice daño
¿Al fin de cuentas de qué otra manera es posible el amor?
Suspiré un segundo y abrí las hornallas
Cerré todas las ventanas para que el gas no se vaya
Y casi con un pie en la calle arroje el encendedor


Ya perdí la cuenta del tiempo aquí adentro
Sólo los días de lluvia de algo me arrepiento
Tampoco esta vida es tan distinta a mi vida pasada
Hoy leo la Biblia, me guía el Señor
Pero no sé hasta cuando porque algo aprendí yo:
No es bueno aferrarse demasiado a nadie ni nada.